Desde sus inicios en el atletismo hasta su actual pasión por el gimnasio, Gisella Heredia ha demostrado que la constancia en el deporte no solo moldea el cuerpo, sino que también fortalece la disciplina y el bienestar físico. A lo largo de su trayectoria, ha experimentado los beneficios del ejercicio, enfrentando retos y descubriendo nuevas formas de mantenerse activa.
A los 13 años, Gisella comenzó su camino en el atletismo, entrenando en la Pista Atlética Los Chasquis. Su físico le daba ventaja en las pistas: piernas largas y delgadas que le permitían desarrollar velocidad y resistencia. Aunque intentó otros deportes como el básquet y el vóley, fue el atletismo el que realmente la conquistó. Era seleccionada de la Concentración Deportiva de Pichincha, sin embargo, las lesiones constantes marcaron su carrera y, tras varios tratamientos de fisioterapia y recuperación, decidió dejar la competencia.




A pesar de los obstáculos, Gisella nunca dejó de moverse. Su trabajo la llevaba a viajar constantemente, lo que dificultaba mantener una rutina fija de entrenamiento. Aun así, buscaba mantenerse activa siempre que podía. La pandemia fue un punto de inflexión: al inscribirse en un gimnasio virtual, estableció la rutina de entrenar todos los días a las seis de la mañana por Zoom. Lo que comenzó como una necesidad de adaptación se convirtió en un hábito inquebrantable.
Antes de la pandemia, Gisella se enfocaba principalmente en el entrenamiento con pesas, dejando de lado los ejercicios cardiovasculares. Sin embargo, con el tiempo, incorporó el cardio a su rutina y descubrió que le gustaba. Desde 2020, no ha dejado de entrenar diariamente en el gimnasio, combinando fuerza y resistencia para mantener su estado físico y energía.
Gisella ha encontrado un balance entre la actividad física y la alimentación. Si bien no sigue una dieta estricta, es consciente de su consumo de proteínas para fortalecer su musculatura. Aunque disfruta de sus antojos ocasionales, evita bebidas gaseosas durante la semana y prefiere mantenerse hidratada con agua tibia, una costumbre que le ayuda con la digestión y le proporciona confort en las mañanas frías antes de entrenar.




Para Gisella, el ejercicio no es solo una actividad física, sino una forma de liberar energía, mantenerse saludable y enfrentar el día con vitalidad. Su historia es un recordatorio de que el deporte no solo transforma el cuerpo, sino que también mejora la calidad de vida. A pesar de los desafíos, ha logrado mantener su pasión por la actividad física, encontrando en ella un equilibrio entre bienestar, energía y disfrute.